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Gestión Activa y Pasiva de Inversiones

Julio de 2021
Hola 2021

Antonio Cevallos Barriga
Gerente General – Fondos Sura
antonio.cevallos@sura.pe



Existen dos principales formas de gestionar portafolios: la gestión activa y la gestión pasiva.

Un gestor activo hace referencia a un o un grupo de profesionales de inversión que toma decisiones de compra o venta de activos dentro de un determinado portafolio, con la finalidad de ganarle a algún “benchmark” o al mercado en general. Para lograr su objetivo, estos profesionales usan análisis fundamental, cuantitativo, o una combinación de ambos, así como su capacidad de predicción y juicio (basado en su experiencia) para generar ese retorno adicional para el cliente también llamado “Alpha”.

Por otro lado, las inversiones pasivas o “indexadas” son aquellas que se construyen siguiendo a un índice y el trabajo del gestor en este caso es el de seguir a dicho “benchmark” con la mayor exactitud y precisión posible. En el tiempo, este portafolio se mantiene estable sin tomar decisiones de inversión que no sean a consecuencia de un rebalanceo periódico del índice de referencia.

En los últimos años, los activos manejados bajo estrategias pasivas han crecido a un ritmo importante, y en promedio a mayor ritmo que las manejadas por fondos o gestores activos. Lo anterior ha generado diversas discusiones sobre qué forma de manejar activos es superior, sin existir aún en la actualidad un consenso claro entre los expertos.

Si hablamos del manejo activo de portafolios, entre las principales ventajas encontraremos que los gestores utilizarán su experiencia acumulada a través de los años en intentar conseguir para el cliente rentabilidades superiores a la del mercado. Normalmente estos inversores estarán especializados en alguna industria, geografía o mercado en particular. Por ejemplo, existen fondos cuyos gestores se especializan en deuda emergente, acciones de Estados Unidos, etc. Adicionalmente, las estrategias activas normalmente brindan mayor flexibilidad y libertad a la hora de elegir los activos que conforman los portafolios. Finalmente, esta flexibilidad permitirá en determinadas circunstancias manejar los riesgos de manera más efectiva.

De otro lado, las estrategias pasivas (como se puede intuir por su nombre) brindan menos flexibilidad a la hora de elegir activos y construir portafolios ya que la composición del portafolio estará delimitada por el índice al que sigue. En general, las estrategias pasivas seguirán un enfoque de “comprar y mantener en el tiempo” para lograr rentabilidades igual que el mercado. Cabe señalar, que tener rentabilidades iguales al mercado no es necesariamente malo, tomando en cuenta que una parte de gestores activos no logran si quiera igualar al mercado en determinados períodos. Otra ventaja a favor de las estrategias pasivas es que, en términos de comisiones, son más baratas que las activas. En promedio, las estrategias pasivas pueden costar la mitad o incluso menos.

En conclusión, no podemos concluir a priori si un portafolio manejado activamente será necesariamente mejor que uno pasivo, o viceversa. Lo importante será que el gestor entienda muy bien las necesidades del cliente, a partir de ahí seleccione a los mejores gestores dentro de cada tipo y logre encontrar la combinación óptima entre ambas estrategias para maximizar el retorno ajustado por riesgo de su cliente.

Nota: El presente artículo, así como la opinión vertida en el mismo, son de exclusiva responsabilidad del autor. En ese sentido, la opinión del autor puede no coincidir con la opinión de BanBif, sus funcionarios, directores, accionistas y/o empleados, así como tampoco puede ser considerada como una asesoría y/o recomendación de BanBif a sus clientes o cualquier tercero.

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