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Blockchain: la tecnología que está cambiando el mundo

Setiembre de 2023
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Eduardo Ruiz Hipolito
Consultor de Transformación en BanBif

Imagina un mundo en el que la información sea segura, transparente y accesible en todo momento. Un mundo en el que puedas almacenar tus datos, acceder a ellos y compartirlos sin miedo a que sean robados o manipulados. Blockchain está haciendo que esto sea posible.

¿Qué es Blockchain? Es una tecnología genérica con unas características principales:

1. Es una base de datos distribuida compartida por una red de nodos o computadores ubicados en cualquier parte del mundo.

2. Agrupa la información en grupos conocidos como bloques. Estos bloques se conectan entre sí formando una cadena utilizando técnicas criptográficas.

3. Es inmutable. La cadena de bloques no puede ser manipulada porque su información está copiada en varios nodos.

Me gusta describirla como si en un aula de clases, todos los alumnos anotaran lo que un compañero escribe en la pizarra. Todos comparten la misma información, y si quieres alterar el contenido de la clase, no basta con modificar un solo cuaderno, sino a una mayoría que alcance un nuevo consenso.

¿Y por qué es importante? Porque esta tecnología termina siendo una nueva forma de confianza descentralizada. Blockchain elimina la necesidad de intermediarios, lo que hace que las transacciones sean más seguras, transparentes y eficientes, con el potencial de revolucionar muchos sectores de la economía, como las finanzas, la logística, la salud y la propiedad.

Por ejemplo, blockchain se puede utilizar para:

  • Registrar transacciones financieras de forma segura y transparente.
  • Rastrear la cadena de suministro de productos y servicios
  • Almacenar registros médicos de forma segura y confidencial

El ejemplo más conocido es Bitcoin, propuesto en 2008 por su creador seudónimo, Satoshi Nakamoto, como “una versión electrónica de dinero transferible de usuario a usuario sin intermediarios”. Bitcoin es una criptomoneda, es decir, una moneda o token digital que utiliza blockchain para registrar las transacciones.

Pero la innovación no se detiene ahí. En 2014, un joven de 19 años llamado Vitalik Buterin propuso un nuevo hito: ¿Y si en vez de registrar solo valor en la blockchain también registramos instrucciones? Así nació la red Ethereum, caracterizada por utilizar “smart contracts” o contratos inteligentes que son piezas de código o software que ejecutan ciertas acciones bajo ciertas condiciones.

Con los smart contracts se dio una explosión de casos de uso porque permiten construir de casi todo gracias al poder de la programación: casas de cambio descentralizadas, marketplaces de arte digital, billeteras digitales, certificados digitales, tokenización de inmuebles, entre otros.

El cambio no ha sido solo a nivel tecnológico. Si bien existen proyectos que han recibido distintos niveles de inversión de particulares y fondos, creo que otro componente fuerte ha sido el apoyo de las comunidades de desarrolladores y early-adopters. Estos colectivos no necesariamente se conocen en persona, sino que interactúan en espacios colaborativos virtuales para encontrar mejoras y ejecutar tareas que apuntan al logro de objetivos del proyecto. De estas interacciones, nacieron las Organizaciones Autónomas Descentralizadas (DAO en inglés) como entes que gobiernan proyectos y cuentan con una tesorería propia.

Es importante señalar que cuando hablamos de blockchain o cripto, hablamos de tecnología y no de producto. Es altamente probable que centenares de iniciativas fracasen al no encontrar una utilidad real para la sociedad o los consumidores, lo que explica que invertir en activos digitales o participaciones en un proyecto sea una aventura muy arriesgada.

Aún así, no deja de ser fascinante descubrir emprendimientos que sí logran alcanzar una adopción real en los usuarios o ver que jugadores de las industrias existentes empiecen a incorporar blockchain para ciertos procesos o servicios.

Se dice mucho que blockchain es como el Internet en sus inicios, cuando miles de estándares competían para ser el TCP/IP que usamos hoy para comunicarnos. ¿Quién sabe? Tal vez en el futuro cercano, en tu servicio favorito, utilices cripto sin darte cuenta.

Nota: El presente artículo, así como la opinión vertida en el mismo, son de exclusiva responsabilidad del autor. En ese sentido, la opinión del autor puede no coincidir con la opinión de BanBif, sus funcionarios, directores, accionistas y/o empleados, así como tampoco puede ser considerada como una asesoría y/o recomendación de BanBif a sus clientes o cualquier tercero.

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