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Los microprocesadores son el nuevo petróleo

Noviembre de 2022
Foto Eduardo Macpherson
Foto Raúl Calle Benito

Raúl Calle Benito
Estratega de Inversión – Banca Patrimonial BanBif
rcalleb@banbif.com.pe

Desde hace ya algunos años los microprocesadores se han convertido en una parte esencial de nuestras vidas, no solo en forma de avanzados gadgets como nuestros smartphones o computadoras, sino también en otros aspectos de la vida diaria como automóviles, consolas de juegos, medios de pago, artefactos, etc. Por ello, al igual que el petróleo, son considerados esenciales para el funcionamiento de las economías modernas, y configuran un interesante y boyante nicho del mercado.

Un microprocesador es un circuito integrado donde se llevan a cabo las operaciones lógicas y los cálculos necesarios que permiten la ejecución de los programas y aplicaciones informáticas. Los primeros circuitos integrados fueron creados para la fuerza aérea de Estados Unidos. La idea fue simple pero revolucionaria: integrar toda la maraña de cables y transistores dentro de una sola placa plana, hecha con materiales conductores. De esta manera no solo se aseguraba la producción en masa, sino que también se incrementaba altamente la fiabilidad de estos componentes electrónicos. Con el tiempo, los circuitos integrados han ido avanzando a pasos agigantados, no solo en su poder de procesamiento, sino también en su miniaturización. Para poner las cosas en perspectiva, ya en 1970 se fabricaban microprocesadores de 0.01 milímetros (o 10 mil nanómetros), en 1995 Intel fabricaba chips de mil nanómetros y desde 2020 los chips más avanzados son de tan solo 5 nanómetros, es decir una reducción importante en su tamaño, lo cual favorece un incremento exponencial del poder de procesamiento y menor consumo energético.

Hay varias compañías especializadas en el diseño de microprocesadores avanzados para distintas aplicaciones tecnológicas, como Nvidia, AMD, Qualconn, Broadcom o Apple, pero son solo dos compañías las que dominan la fabricación de esta tecnología: TMSC, quien desde Taiwán fabrica el 63% de los semiconductores del mundo, y le sigue Samsung con el 18%. Con la globalización y especilizacion de las últimas décadas, no ha sido de extrañar la formación de esta especie de duopolio en la fabricación de microchips, debido a que la economía de escala ayuda a mitigar los altísimos costos de producción (implementar una fábrica de microprocesadores puede costar entre USD 15 mil millones y USD 20 mil millones), además de impulsar la investigación y desarrollo que se necesita para innovar en el extremadamente complejo proceso de producción que supone la fabricación de estos componentes.

El panorama actual está cambiando considerablemente, ya que la pandemia ha mostrado a varios países la necesidad de ser autosuficientes en ciertas industrias claves para la economía, y el enfrentamiento entre China y Estados Unidos, justamente por Taiwán (el principal fabricante de microprocesadores), añaden un componente geopolítico de incertidumbre. Por ello, el gobierno estadounidense ha emitido un paquete de USD 280 mil millones, el cual incluye subsidios y créditos de impuestos, con el fin de impulsar la fabricación doméstica de semiconductores y mantener una ventaja vital sobre la industria de tecnología avanzada de China. Incluso, el gobierno estadounidense ha implementado un amplio conjunto de controles de exportación que restringen la venta a empresas chinas de tecnología de microprocesadores avanzados y prohíben a estadounidenses relacionarse con empresas chinas de este rubro. Todo ello supone un duro golpe a la industria china de semiconductores, la cual aún está rezagada y ya ha mostrado problemas para el desarrollo e implementación masiva de chips de 5 nanómetros (chips que actualmente son estándares de producción para TMSC y Samsung).

En conclusión, el sector de semiconductores se muestra como un bien preciado, de importancia no solo económica sino geopolítica, por lo que el desarrollo de la industria se ha convertido en prioridad nacional de las principales potencias mundiales, un símili de lo que ocurrió con el petróleo décadas atrás. En línea con ello, son varias compañías tecnológicas las que se verán beneficiadas, especialmente dentro de Estados Unidos, donde se esperan grandes inversiones para ampliar la capacidad productiva local.

Nota: El presente artículo, así como la opinión vertida en el mismo, son de exclusiva responsabilidad del autor. En ese sentido, la opinión del autor puede no coincidir con la opinión de BanBif, sus funcionarios, directores, accionistas y/o empleados, así como tampoco puede ser considerada como una asesoría y/o recomendación de BanBif a sus clientes o cualquier tercero.